domingo, 22 de septiembre de 2013

La Danza tiene nombre de mujer

Las costumbres, la música, las comidas, y sobre todo la danza muestran la idiosincrasia de un pueblo, a eso se debe que sea tan importante  representarlos en otras regiones ajenas  donde se quiere impresionar o simplemente mostrar su cultura, desde tiempos inmemoriales, la expresión del individuo a través de su cuerpo es un sinónimo de su quehacer cultural, un reflejo de su espiritualidad y de su leitmotiv.

Venezuela no escapa a este signo y con la humildad que caracteriza a esta tierra profunda y exuberante de gente dicharachera y sensible muestra al mundo sus danzas, sus bailes, su música desde lo más tradicional surgido de las primeras fuentes cercanas a la tierra (tribales) hasta la sofisticación producto del mestizaje que le enorgullece.

Este país rico en paisajes naturales, quizás un poco hambriento de presencias culturales fuertes para su identificación, puede sentirse orgulloso de sus danzas de sus coreografías de los exponentes de su cultura pero sobre todo de sus bailarines que con la apertura mundial han podido llevar la riqueza, el colorido y la gracia que lo caracteriza, sobre todo en la danza tradicional y nacionalista que tiene en su máxima representante a Yolanda Moreno conocida como ¨La Bailarina del pueblo Venezolano¨.

Quizás nadie como esta exquisita mujer para sentir este país y expresarlo con la gracia y el donaire de la mujer venezolana, nacida en una popular parroquia caraqueña a mediados del siglo pasado, sus padres Manuela Moreno oriunda de Tacarigua de Mamporal y Ruperto Reyes nacido en Carupano, gente del pueblo como diríamos por aquí, recibe un duro golpe cuando fallece su padre y es su madrina Filomena Vásquez quien se ocupa de su crianza.

A los 13 años ingresa a una agrupación de danza creada por el Ministerio del Trabajo bajo la dirección de la profesora Margarita Brener, también recibe formación de los profesores Manuel Rodríguez Cárdenas quien sería más tarde su esposo, Cecilia López, José Jordá, Antonia Calderón y Joaquín Pérez Fernández, convirtiéndose tarde en la primera figura del Grupo de Danzas Tierra Firme dirigido por Cecilio Acosta.

Su visión de la danza y su inquietud como creadora que conoce a fondo su oficio va mas allá del  folklore y funda junto a su esposo La agrupación Venezolana de Danzas Nacionalistas con el propósito de crear una Danza Teatral Venezolana de aceptación y validez internacional, genero que no existía en el país. Está idea le ha valido innumerables críticas de los puristas alegando que se aleja sensiblemente de lo folklórico. Al respecto ella comento en una entrevista que diera al periodista Aquilino José Mata (1980),¨ yo no hago folklore, mi danza es nacionalista¨.

Siente que lo autóctono  en sí es irrepresentable en un escenario a cambio a sabido embellecer los ritmos autóctonos con máxima exigencia técnica sin que pierdan su sabor y raíz según la apreciación de otra periodista, (1981).

Su arte , ha dejado impresionados a propios y extraños en sus presentaciones por el mudo donde ha recibido el reconocimiento a través de premios como el primer lugar en el Festival Mundial Expo 67 en Montreal, Primer premio en el Festival Mundial de Folklore, en Sicilia Italia (1980), Medalla de Madrid, otorgada por el Ayuntamiento de esa Ciudad, Estatuilla ¨Martín Fierro¨, de la prensa de Buenos Aires, Primer Premio del Festival de Agrigento (1980.) En Venezuela recibió el Guaicaipuro de oro como mejor Bailarina en 1957 y 1961.

Otro de sus aportes a la Cultura ha sido la creación de la Escuela de Danzas Nacionalista en Yaracuy y Caracas para la formación de nuevos artistas.

Entre sus puestas en escena se destacan Los Rostros de María Lionza, El Mampulorio, Un balcón sobre dos mares, Cerecita, Caracas la Gentil, Mujeres de Manto y Gracia, Dos Golpes y una Bandera, El llanto del Mampulorio, Seis por derecho, La negrita Marisol.

Tomado de la Biografía de Yolanda Moreno Fundación Bigott, Edición especial de mujeres venezolanas Tal cual mayo 2004.

Aniya/sep.2013

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